Pepito López es zurdo

Pepito López es zurdo. No suele presentarse como zurdo ni es algo que aparezca en su carné de identidad, ya que, pese a escribir y manejar la mayoría de objetos con la mano izquierda, y dominar mejor la parte izquierda de su cuerpo, por todo lo demás es una persona de lo más normal.

Ahora bien, siguiendo unos criterios estadísticos, ser zurdo es lo menos común. Está claro que la norma es ser diestro, ya que la mayoría de los seres humanos lo son. La zurdera aparece en el reino animal (se suele decir que los osos polares son zurdos), pero la ciencia afirma que la mayoría de los animales con lateralidad, al igual que los humanos, son diestros. Por lo que podemos afirmar que, estadísticamente, ser zurdo es anormal. Rizando el rizo, ser zurdo es una característica que se desvía de la normalidad, así que podríamos afirmar que ser zurdo es una desviación.

De hecho, recientes estudios científicos han indicado como posibles hipótesis sobre las causas de la zurdera, anomalías genéticas, hormonales, e incluso pequeñas lesiones cerebrales durante el embarazo. Con lo que, podemos decir, ajustándonos a criterios clínicos, que es probable que ser zurdo sea una enfermedad incurable, o incluso una malformación.

Por lo tanto, Pepito López, por ser zurdo, no es normal. Es un enfermo y un desviado. Sin embargo, en toda su vida, Pepito López no ha oído nunca que nadie le llame anormal, enfermo o desviado. Es una persona totalmente integrada en su sociedad, que puede acceder a los mismos derechos (interesante palabra), empleos y escalones sociales que los diestros. Y esto es porque la sociedad occidental actual entiende que, pese a que los zurdos son anormales, desviados y probablemente enfermos, la zurdera no entraña ninguna maldad, dificultad o peligro. Que nadie se ve afectado porque otras personas sean zurdas y que, pese a esa diferencia, los zurdos son esencialmente iguales al resto.

Esto, por supuesto, no siempre ha sido así. Tradicionalmente, y en casi todas las culturas, el ser zurdo se ha visto como algo negativo, peligroso, diabólico o siniestro (del latín sinister, que significa zurdo), y se ha presionado a los zurdos para que lucharan contra su naturaleza zurda y fueran diestros, a veces a fuerza de castigos (lo que actualmente se sabe que es peligroso para el desarrollo de esas personas, y puede causar trastornos mentales y psicomotores). Incluso en España, y hasta bien entrado el siglo XX, los colegios de religiosas corregían a los zurdos, muchas veces a reglazo limpio. Todos estos actos discriminatorios han estado basados, casi siempre, en argumentos religiosos (en el cristianismo los buenos están sentados a la derecha de Dios), y en ciertas costumbres culturales (los musulmanes utilizaban la mano izquierda para limpiarse tras usar el retrete).

Pero en la actualidad, la cultura occidental tiene en cuenta que estas consideraciones pasadas eran incorrectas, y que no se deben tener en cuenta. Pese a que en algunos países, ser zurdo sigue estando mal visto, nuestra sociedad acepta que, aunque esas ideas sobre la zurdera sean tradicionales, no son válidas, al igual que las peleas de gladiadores o las crucifixiones, ya que las personas con sentido común entienden que la tradición no es motivo suficiente para continuar haciendo o pensando algo.

Así pues, Pepito López, que es zurdo, pese a ser un enfermo, un desviado y no ser normal, vive en una sociedad que no encuentra razones para discriminarle ni para negarle cualquier trato que reciben los diestros. Nadie le rechaza por ser zurdo, y no son necesarias asociaciones o protestas por parte de zurdos para conseguir derechos. Y a nadie se le ocurre (pese a que técnicamente puede ser correcto) llamarle anormal, desviado o enfermo, porque la gente entiende que son palabras con connotaciones negativas y discriminatorias que no se ajustan a una persona que es zurda.

Ah, por cierto, Pepito López también es homosexual.