Los muertos

Os contaré un cuento de fantasmas. Ocurrió hace tiempo a una niña que tenía miedo. No podía dormir con la luz apagada, o con la puerta cerrada, no podía bajar ella sola al sótano porque le daba mucho miedo. Pero había descubierto el truco para no tener más miedo, se trataba de no dejar que se hiciese el silencio, de no dejar que acabaran todos los sonidos, descubrió que cuando el ruido la acompañaba, no ocurría nada malo. Aprendió a dormirse con las canciones de su madre, y para cuando ésta se callaba, la niña ya se había dormido.

Pero en una ocasión la niña tuvo que quedarse sola en su casa. Tenía miedo, pero sabía que si no dejaba que se hiciese el silencio no ocurriría nada .De modo que comenzó a cantar una y otra vez aquellas canciones que les candaba su madre cuando eran pequeños.

Tocaron a la puerta. Nuestra niña no se atrevió a abrir, se acercó a la puerta y preguntó “¿Quién es?”. No hubo respuesta Se dio la vuelta para volver a su cuarto cuando sonaron golpes, esta vez aún más fuertes. La niña volvió a darse la vuelta y a preguntar, con el mismo resultado. Los golpes se repitieron, cada vez más fuertes, ningún ser humano podía golpear la puerta de tal forma. La niña estaba muerta de miedo, se quedo acurrucada en una esquina y no abrió. Entonces, oyó un sonido extraño que provenía de la chimenea, Miró hacia ella y no vio más que el fuego bailando al rojo vivo. El ruido se hizo más fuerte hasta que un soplo de aire abordó la habitación, con un estruendo infernal.

Cuando sus padres llegaron, no encontraron a su hija, nunca la encontrarían. En la chimenea, el fuego, que ya se había apagado, había dejado a su paso trozos de carbón y cenizas. Desde entonces, se dice que si te quedas mirando el fuego el tiempo suficiente, la violenta danza de las llamas candentes, puedes ver la cara de la niña y escuchar su llanto.

¿Creéis en los fantasmas? Yo quisiera no creer en ellos, pero es que ellos creen en mí. Todo empezó con pequeñas cosas, la sensación de que te están observando, sentir una brisa con las ventanas cerradas. Y un día, llega el momento, y sientes una mano fría posándote en tu hombro. Se te hiela la sangre. Hay alguien contigo cuando pensabas que estabas solo. Miras hacia atrás, y no hay nadie. Consigues superar eso, y piensas que después de ese susto, podrás soportarlo si se repite. Pero entonces llegan los reflejos. Esos son los que más miedo dan. No ocurren en espejos normales, sino en la televisión apagada, en una ventana, o en un espejo empañado. Ves claramente una persona justo detrás de ti, puedes incluso sentir su aliento, se te paraliza el cuerpo y no eres capaz siquiera de girarte, hasta que ves como poco a poco se acerca a ti, o estira el brazo para tocarte o Dios sabe qué, y te giras rápidamente, pero no hay… bueno… ahora sé que sí hay algo, siempre hay alguien, aunque no podáis verlos. Yo los veo.

Los veo cuando está oscuro, cuando estoy en la cama, y miro hacia algún rincón o a la puerta, ahí están, parados, mirándote. Alguien dijo “¿Cómo he de deciros, niños, que en mitad de la noche nunca preguntéis “quién anda ahí”? Es cierto, los más oscuros demonios están esperando a que alguien pregunte por ellos.

¿No tenéis miedo? Deberíais tenerlo. Yo puedo verlos, los puedo ver junto a la gente. A la gente viva, quiero decir. Otra gente, gente que señala con el dedo, gente que mira fijamente, o siluetas negras que caminan detrás de las personas. Acechan, esperan su momento. No quiero que se den cuenta de que puedo verlos, no les gusta que les vean.

Nunca sabes cuando vas a empezar a verlos, ocurre cuando empiezas a mirar para atrás cuando te sientes observado, cuando te fijas en lo que hay detrás de la puerta cuando entras por la noche a tu habitación, cuando subes una escalera a oscuras, cuando entras a una casa vacía y dices “¿Hola?”. Nunca sabes que aspecto van a tener. Algunas veces no sabes lo que quieren, otras entiendes a qué han venido, lamentablemente su presencia suele ser un anuncio de que algo va a ocurrir...

Los muertos vienen a llevarse a los vivos.

Javier Murcia, Las Horas Muertas

1 comentario:

  1. Me ha gustado el relato... aunque lo he leido por la noche y ahora voy a apagar la luz... voy a ponerme música como la niña... :)

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